Actuar, el verdadero secreto del emprendimiento

En una reciente capacitación que impartí, les hice a los asistentes dos preguntas generadoras:
 
  1.  ¿Cuál es el mejor momento para sembrar un árbol?
  2. ¿Quién quiere la fruta?
 
Respecto a la primera pregunta, tomamos como ejemplo un árbol de mango, ya que estamos en la parte final de la temporada en que podemos encontrar esta deliciosa fruta en el mercado. Cuando empieza la parte fuerte del invierno dejan de cosecharse. Pero les planteaba el escenario, de que si yo quisiera comerme un mango hoy, cosechado de un árbol que yo  hubiera sembrado, ¿Cuándo tuve que haber sembrado el árbol?. Investigando un poco encontré que un árbol de mango en condiciones optimas, permite obtener una cosecha después de entre  cinco y diez años después de haber sido sembrado.
 

 
Es decir que el mejor momento para sembrar mi árbol de mango fue hace unos siete años, en promedio. De haber sido así, hoy podría cosechar un mango de mi propio árbol. Pero como no fue así, otra pregunta es ¿Cuál es el segundo mejor momento para sembrar el árbol?, la respuesta fue fácil de descifrar, hoy. así en unos años podre cosechar el mango. 
 
En emprendimiento sucede lo mismo, muchas veces nos ahogamos en la orilla del rio, pensando en una idea innovadora y que se ajuste a las capacidades que tenemos, pero que también resuelva un problema especifico, a un grupo objetivo identificado previamente. Nos puede pasar que el temor a equivocarnos termine por inmovilizarnos, así que finalmente no emprendemos para no equivocarnos. En realidad lo opuesto es mas útil para nuestro bienestar.

Ideas innovadoras hay muchas en internet y algunas no se han realizado. Nuestras capacidades pueden ser adquiridas, en caso de no tenerlas. Capital puede conseguirse de varias formas,  una de ellas ahorrando. Pero lo mas difícil para muchos de nosotros es dar los primeros pasos en el rumbo que elegimos. De esta forma actuar es el verdadero secreto del emprendimiento.
 
La segunda pregunta generadora era ¿Quién quiere la fruta?, para ello, un día antes, fui a una venta de fruta y le dije al vendedor que quería media docena de mangos, pero quería los que tuvieran mejor apariencia porque los iba a utilizar en un curso. Tuve la colaboración del vendedor quien me consiguió cuatro apetitosos y presentables mangos. Aun escogí de entre ellos el mejor y ese fue el que lleve al curso. Le hice esta pregunta al grupo, compuesto por aproximadamente veinticinco emprendedores dedicados a la industria del bienestar. Casi de inmediato levantaron la mano todos, cuando hice la pregunta. Pero ninguno se paró a tomar la fruta de mi mano. Volví a hacer la pregunta y esta vez, varios se pararon y levantaron la mano para que les diera la fruta, pero yo no me moví de donde estaba parado. La tercera vez que hice la pregunta,  se puso de pie uno de los asistentes, quien comprendió lo que yo quería lograr y caminó hacia mi y tomo la fruta de mi mano.
 
Lo que quise demostrar con esta dinámica es que todos queremos algo en la vida, pero pocos actuamos para conseguirlo, por muchas razones. Pero las oportunidades se toman, se buscan o se crean.  Difícilmente nos va a venir del cielo la idea y los medios para llevarla a cabo. Es necesario
un esfuerzo especial y una actitud de lucha hasta lograr el objetivo.  Podemos fracasar en el intento, pero eso será solamente un peldaño mas en la escalera del éxito.

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